viernes, 31 de mayo de 2013

Ardua etapa de transición

Ante todo pedir mil disculpas por tener tan abandonado el blog... he pasado, y estoy pasando, en estos casi dos meses por muchas fases, desde la incredulidad, la negación, la recaída, la desilusión, la soledad, etc...

Siempre he creído que todo en esta vida son fases que debemos ir solventando para poder llegar a la siguiente, es decir, para mi la vida es como un juego de plataformas, al más estilo Crash Bandicoot.

Algunas de estas etapas son de bajón, donde muchas de las cosas que nos acontecen son malas, por no decir nefastas, y que buenas hay pocas, aunque más me inclino a pensar que las malas hacen que no nos fijemos que también hay mejores, aunque sean ínfimas, pero las hay.

Otras sin embargo son increíbles, todo nos sonríe, los astros se alinean para que nos sucedan cosas maravillosas, y gozamos con ellas, y aunque siempre hay cosas menos buenas, estás quedan ensombrecidas ante las que consideramos esplendorosas.

Después tenemos las fases intermedias, las de paso... aquellas que obligatoriamente tenemos que superar para poder pasar a una de las etapas descritas anteriormente. No podemos saber de antemano que nos deparará el futuro, si lo siguiente será extraordinario o nefasto, sólo nos queda la espera, y hace de ella, algo lo más llevadero posible, para que sea cual fuera el resultado final, el camino nos haya merecido la pena.

Yo en estos momentos me encuentro en esta fase de transición.. Me siento una persona muy afortunada. El paro supera los 6 millones de personas, y en lugar de fomentar la creación de empleo, se genera la destrucción casi masiva del mismo, por tanto el que en medio de esta crisis, yo haya encontrado trabajo, y que además sea "de lo mio" (expresión que nunca me ha gustado, porque yo si me pongo, "lo mio", puede ser casi cualquier cosa), es para sentirme muy dichosa, y así es.
Pero como todo tiene su contrapartida (esto va a terminar pareciendo un balance contable), estoy a más de 300 km de casa, que no es mucho, si tenemos en cuenta la de familiares y amigos, que tengo a miles de kilómetros, pero para mi, que nunca había salido del nido para largas temporadas, esto me está resultado un pelín crudo.
Echo de menos millares de cosas, a muchas personas, incluso a lugares. El no tener con quien tomarme un café a media tarde, ni una caña a la hora que sea, es algo a lo que me está costando acostumbrarme. Espero que todo pase, porque estas circunstancias están haciendo que yo, en un 65% no sea yo misma, me hace falta reírme más y pensar menos. la tensión producida por un nuevo trabajo, el quererlo hacer todo bien, pese a que nada de lo que estoy viendo lo haya hecho nunca antes, etc... hacen que la presión sea aun mayor, y que al no tener a ningún amigo aquí a quien contarle todo lo que me pasa delante de cualquier solución líquida, combinada o no, todo se me haga más cuesta arriba.

Pero esta etapa conllevará un cambio positivo, cosa que espero y deseo con ansía, puesto que ya está bien de épocas malas y difíciles, ahora tocan las buenas, aunque como ante cualquier cambio, ante esto también hay que esperar un proceso lento, la adaptación, curricular o no, no se puede producir de un día para otro.
Y aunque cueste, y me esté resultando un tanto ardua la tarea, la lograré sacar hacia delante, y todo esto lo veré dentro de un tiempo, espero que corto, como algo que tenía que pasar, unas circunstancias inalienables al hecho propio de evolución, de cambio al fin y al cabo.

*Dedicado a todas aquellas personas que tanto echo de menos, y que no es necesario que os nombre por aquí, puesto que creo demostrarlo día tras día...