domingo, 11 de diciembre de 2011

El poder de la palabra

No son horas para estar divagando, salvo que estés escuchando al gran Andrés Calamaro y hayas tenido un día... especialmente extraño.
Alguien me dijo hace poco que "las palabras sólo son palabras que no dicen nada realmente. La vida me ha enseñado a creer en lo que ves y sientes". Pues yo, cada día que pasa creo más en el poder de ellas.
Tal vez sea porque creo, que lo que somos, no es más que un cúmulo de experiencias vividas, de errores cometidos y aceptados, de superación ante determinadas circunstancias... pero también reconozco, que para mi. las palabras que he llegado a leer durante mi vida, que no han sido pocas, y más importante aun las que he escuchado, sobretodo si han ido dirigidas exclusivamente a mi, me han forjado un poco más.
Una persona mucho más sabia que yo, me recalcó en su momento, que "se hace mucho más daño con la frase adecuada en el momento preciso, que con un puñetazo" y al tiempo comprobé que tenía más razón que un santo (no quiero rememorar cierta noche de copas a la intemperie, cuando se acercó cierta persona con una tasa de alcohol un poco elevada, haciendo muestras exageradas de cariño hacia mi, y preguntándome que opinaba sobre su persona... sólo diré que hay quien lo recuerda con una amplia sonrisa, al encontrarse en su memoria a determinados amigos tirados por los suelos desternillándose de la risa, por la contestación dada por mi ante semejante pregunta)
Desde entonces, creo en el poder de la palabra.
Creo que debe de ser sincera, pero ante todo, debe existir. Me explico mejor. Antes de quedarte con la duda de si se están interpretando bien tus actos o tus palabras, mejor preguntarlo, puesto que puede darse el caso que lo estés asimilando a la inversa, o que creas que es un acierto lo que es un enorme error, ¿porqué quedarse con la duda existiendo la posibilidad de preguntar y de saber? (cosa que esta noche casi me sucede," el creo que..." cuando hablamos de los pensamientos de otro, es un error hoy en día muy aceptado, menos mal que yo sí que pregunto)
Yo soy una preguntona, lo se, tengo muchos defectos, pero uno de ellos es que me gusta saber, por eso no me gusta quedarme con ninguna duda. Si en clase tenía que preguntar 3 veces el porqué del kidnapping en el derecho internacional, lo hacía sin temor, puesto que estaba segura (no en este caso concreto, debido al pésimo profesor que nos tocó) que me lo resolvería, y así lo entendería mejor.
Siempre lo digo... habla, habla y habla... hablando nos entenderemos siempre, aunque tengamos que discutir, y nos lleguemos a encarnizar con la conversación, al final, sabremos lo que piensa el que está en frente de ti, y eso es grandioso, y si además, se pueden acercar posturas, mejor aún!
Y si es verdad que me gusta preguntar, también es igual de cierto que me gusta hablar, eso es algo innegable. Y me gusta poder hablar de cualquier cosa, siempre con respeto y educación.
No me gustan aquellas personas, que cuando tratas con ellas determinados temas, empiezan ya con un exabrupto, a ellos les diría "chaval, es sólo fútbol/política/religión/... no hace falta ponerse de ninguna manera, al fin y al cabo, no te van a dar de comer".
En una discusión es bueno tanto saber hablar, como dejar que hablen. "No puedes mantener un diálogo con nadie si no escuchas lo que te tienen que plantear, después si quieres, o si puedes, machacas sus argumentos con los tuyos."
El arte de debatir, jajajajjaa... que buenos momentos y recuerdos me llegan. Pero eso, en otro momento.
Concluyendo, que ya es hora...
Siempre existe la opción de hablar, es la más rápida, la más económica, y a la larga la más efectiva, cuando se quiere saber, o quieres que te entiendan... después, si éstas las acompañas de hechos, mejor que mejor.

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